Del cachete al banquillo



Ya no hay vuelta atrás. Muchos padres se lo tienen que pensar dos veces antes de enmendar o corregir una conducta fuera de tono de sus hijos. Ni cachete, ni torta, ni azote, ni bofetada, ni coscorrón y, por supuesto, ni pensar en un zapatillazo en las nalgas. Ni porque se pierdan los nervios, ni por un arrebato, ni de forma puntual y mucho menos por costumbre. Los castigos durante años consentidos hay que desterrarlos. La sociedad ya se ha dado cuenta de que no resultan buenas lecciones pedagógicas. Y además las consecuencias de estas prácticas pueden llevar a la ruina de la familia y hacer sentar a los padres en el banquillo.

ABC – M. J. PÉREZ-BARCO – MADRID – 28-06-09
Foto: ABC David, el hijo de la madre de Jaén, recibió un golpe de su progenitora por su mal comportamiento

image Ya existen casos que dan ejemplo. La Justicia ha puesto límites a la forma en la que algunos padres educan a sus hijos. No sólo una madre de Jaén fue condenada a 45 días de cárcel por dar un golpe a su hijo de diez años y finalmente indultada por el Consejo de Ministros. Otra progenitora de Málaga se enfrenta a una pena de nueve meses de prisión por echar de casa a su hijo de 15 años para darle un escarmiento por su mal comportamiento.

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